El Estrés es un conjunto de reacciones fisiológicas del organismo desencadenadas a partir de una situación que se percibe como amenazante o de alta demanda.

La fisiología del Estrés consiste en que ante una situación problemática se activa el sistema nervioso simpático y el cuerpo se prepara para luchar o huir, aquí se genera liberación de adrenalina, dilatación de las pupilas, sequedad en la boca, aumento de la frecuencia cardiaca e inhibición del sistema digestivo. Posterior a esto, se activa el sistema nervioso parasimpático que regresa al organismo a sus condiciones fisiológicas iniciales (homeostasis), es decir lo regresa a un estado de equilibrio y relajación.

Existen dos tipos de Estrés: el Estrés Bueno y el Estrés Malo. El Estrés denominado como Bueno es momentáneo y nos permite responder de manera positiva ante situaciones puntuales de esfuerzo o peligro. Por otro lado, el Estrés llamado Malo, es sostenido o crónico y genera un patrón de tensión constante perjudicando la salud.

El Estrés Bueno ante alguna situación de alta demanda se prepara para la acción tensando los músculos, aumentando la energía en la persona liberando adrenalina, además aporta más oxígeno en los músculos y mejora la visión con menos luz. El Estrés Malo ante alguna situación de amenaza provoca que la musculatura se contracture y fatigue generando dolores de espalda y cuello, el equilibrio químico se desestabiliza pudiendo generar Ansiedad/ Depresión, también se puede producir hipertensión, arritmia cardíaca, enfermedades autoinmunes, estreñimiento, indigestión y vista cansada.

Otros de los síntomas del Estrés son: problemas para dormir o al comer, bruxismo, dolor de cabeza, tensión en el cuerpo, irritabilidad, fluctuación del ánimo, falta de concentración, mareos, náuseas, cansancio y pérdida de la libido, entre otros.

Para manejar y enfrentar el Estrés se puede realizar lo siguiente:
- Enfrentar el estresor identificando la fuente de Estrés y respondiendo ante ese estímulo.
- Aumentar la resistencia a través de la actividad física.
- Realizar actividades que disminuyan la activación por medio de actividades de relajación como meditación, mindfulness y ejercicios de respiración.
- Tener algún pasatiempo.
- Evitar el consumo de alcohol u otras sustancias.
- Programar las actividades para que no se acumulen ni se conviertan en un problema.
- Establecer prioridades claras.
- Aprender a decir que NO a los compromisos que no se puedan cumplir.
- Delegar responsabilidades.
- Compartir con otros lo que estás viviendo.
- Entender que hay cosas que están bajo mi control y otras que están fuera de mi control por lo cual no se puede hacer nada.
- Dormir 7-8 horas.
- Tener buena alimentación.
- Acudir ante un profesional.

Javiera Cornejo Orellana
Psicóloga Clínica
Sucursal Santiago Centro y Terapia Online
Centro de Terapia del Comportamiento

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