Nuestro sistema auditivo es el que nos permite escuchar  cuando alguien nos habla,  ser conscientes de posibles peligros, disfrutar de la música, entre otros. Existen ocasiones en las que se presentan  dificultades en el  procesamiento sensorial del sistema auditivo. En esta oportunidad  nos referiremos a la Hipersensibilidad Auditiva. 

¿Cómo podemos saber si nuestro hijo(a)/alumno(a) puede presentar Hipersensibilidad Auditiva? 

Estas son algunas de las señales: 

- No soporta los ruidos fuertes. 

- Se cubre los oídos cuando escucha electrodomésticos u otros aparatos con motor. 

- Se molesta cuando le cantas o silbas. 

- Sale corriendo del baño al escuchar el secador de manos y/o cabellos. 

- Se distrae con sonidos que los demás no suelen notar (zumbidos de luces, ventiladores, el tic tac del reloj, ruidos del exterior, entre otros). 

- Pide frecuentemente que haya silencio, que se calle quien está hablando, o que se dejen de hacer ruidos. 

- Exige que hablen de uno en uno. 

- Tararea para bloquear los ruidos indeseados, percibiendo el  tarareo como  “seguro” ya que es él/ella  quien lo controla. 

- Rechaza ir al cine, centros comerciales, conciertos, entre otros, ya que son ambientes ruidosos e impredecibles. 

Estas son algunas conductas de defensa auditiva, muy presentes en niños(as) con TEA (Trastorno del Espectro Autista). Lo que experimentan estos niños(as) es que escuchan los sonidos con un volumen superior al normal, demasiado fuerte, lo cual puede provocar una respuesta de dolor. Entonces ¿Qué podemos hacer para que un espacio cerrado y/o abierto sea confortable para un niño con hipersensibilidad auditiva? 

Aquí sugiero algunas estrategias: 

- Usar almohadillas protectoras de materiales tales como fieltro, silicona, entre otras, en las patas de las sillas, mesas y muebles que provoquen ruidos o sonidos desagradables al ser desplazados. 

- Usar alfombras en pisos de madera o baldosas. 

- Anticipación verbal y visual cuando se acerquen a un lugar donde exista un aumento significativo del ruido o sonido.    

- Cerrar puertas y ventanas para evitar contaminación acústica externa. 

- Uso de cascos aislantes o reproductor de mp3. 

- Disponer de un “lugar de calma” en el  aula o en su hogar al que pueda acudir cuando sienta que lo necesita o que se le pida que vaya si se observa que esta abrumado. 

- Disminuir ruidos de fondo. 

- Asegurarse que el niño(a) comprenda la orden y te mire cuando le estés hablando. 

Si tiene dudas respecto a este problema, le sugerimos consultar a los especialistas en Neurología o Fonoaudiología del Centro de Terapia del Comportamiento.

Gina Pareglio / Fonoaudióloga / Unidad TEA / Sucursal Providencia y Terapia Online

Centro de Terapia del Comportamiento